RELATOS CORTOS SOBRE HACKERS (2):
LA REUNIÓN EN «RONIN 777» CON ADRIAN Y KIRA.

por Jesús M. Márquez Rivera (net_luthor arroba mail.com)



El taxi aceleró en dirección al centro de Tokio.


El camino.


Matt iba pensando en la conferencia inacabada de Adrian C.

El coche circulaba por calles atestadas de motos, camiones, coches y personas. Estaba anocheciendo y el ambiente cambió por completo. Las luces, las pantallas de televisión, los enormes carteles de publicidad.

El joven era un gran cinéfilo, como su amigo y mentor «Phineas root». Le parecía que en cualquier momento vería a Deckard o a Batty cruzar las calles de Tokio, como caminaron por las calles de San Francisco en la novela de Dick de 1968 o las de Los Ángeles en la película de Scott de 1982. Y él se sentía a veces como un "blade runner", a veces como un "replicante".

Después de parar, el taxista se volvió y le dijo en inglés que ya habían llegado a la dirección anotada en el papel. Un letrero con la palabra Ronin y detrás de las letras tres sietes que sobresalían por arriba y por abajo, en un diseño muy interesante. Ronin 777.

El local era un típico bar de decoración muy moderna. Entró y miró por si veía a Adrian. Pero no estaba. Pidió una mesa con ordenador y conexión a Internet. Y un café sólo con hielo.

Había escuchado en la conferencia cómo "Red Casuarius" mencionaba un libro que le llamó mucho la atención. Conectó con el buscador "Google" y escribió en la caja de búsquedas "Anonimato de Lorenzen". No salieron muchos resultados. El primero fue el de una enciclopedia de Internet:

«Anonimato de Lorenzen. Mito. Nombre abreviado con el que se conoce un libro sobre cuya existencia real se debate a menudo en los foros. Circulan varios fragmentos, pero pocos pueden decir que hayan tenido el libro entero en sus manos. El título completo es "Anonimato total en redes de computadoras (y en otros entornos)", por Philip van Lorenzen. 2016. Editorial de la Universidad de Groninga (Países Bajos).
Se dice que tiene unas 1000 páginas, las 300 primeras planteadas como una introducción adsequible al público en general interesado en el tema y las 700 restantes de apéndices técnicos para especialistas, sobre formas de conseguir un nivel muy alto de anonimato en redes oscuras, criptomonedas, conexiones a través de ondas de radio, relación de la criptografía con el anonimato y la privacidad, etc.
Su supuesto autor, Philip van Lorenzen, es un profesor de Matemáticas y de Informática en la Universidad de Groninga, en los Países Bajos. No ha reconocido su autoría ni tampoco la ha negado, a pesar de la insistencia de los periodistas a lo largo del tiempo. Fue publicada por primera vez en lugares criptoanarquistas de varias redes oscuras en 2016. Pero si existe, circula exclusivamente en ciertos sitios de muy difícil acceso».


El encuentro

El joven estaba completamente concentrado en lo que hacía.

Una mano le tocó el hombro y le dijo al oído: —Hola, Savage.

Matt se sobresaltó y volvió la cabeza. Lo primero que le había llegado era un persume suave. Lo segundo, un rostro precioso de mujer.

—Hola, ¿quién eres? ¿Cómo sabes…?

Ella lo interrumpió con un gesto. Y le dijo que la siguiera.

—Ven, te llevaré con Adrian.

Él recogió sus cosas, cerró la conexión y se acercó al camarero que le señaló cinco con los dedos de su mano en medio del ruido ensordecedor de la música y las voces. Pagó el café y el rato de conexión. Cinco dólares.

La chica lo esperó unos segundos en el quicio de una puerta que daba a una sala interior del local. No pudo verla bien porque no había demasiada luz y cuando llegó comenzaron a caminar bastante rápido por un dédalo de pasillos y callejones interiores. No podía apartar la vista del cuello de la chica. Su piel era blanquísima, como cerámica, y contrastaba con la camiseta negra y el pelo también muy oscuro. Parecía un trozo de papel muy blanco entre manchas de tinta china.


La entrevista

Al cabo de unos minutos llegaron a una habitación amplia y que nadie hubiera imaginado dedicada a otra cosa que no fuera un almacén de cajas de bebidas y cosas por el estilo.

Cuando acostumbró la vista a la luz del local, vio al fondo a Adrian sentado en una silla. El conferenciante furtivo. Se levantó de su asiento y se vino directo sonriente para saludar al chico.

—¡Hombre! ¡Dot Savage, Savage o Matthew Anderson! ¡Qué alegría y honor saludarte! ¡Por fin puedo hablar contigo sin problemas! —dijo "Red Casuarius" mientras le daba un fuerte apretón de manos a Matt.

—Siento haber desaparecido así. Pero me avisaron que en unos minutos iban a detenerme. Nada serio, pero no tengo ganas de pasar varios días con abogados, celdas, policías, embajadas y papeleos.

—Ya sólo falta que os saludéis como los niños de una sociedad secreta escolar —dijo la chica riendo mientras los esperaba con los brazos cruzados y apoyada sobre la pared.

Con un gesto de la mano Adrian lo invitó a acercarse a ella.

—Cumpliendo las formalidades te presento a tu guía, Kira. Es de los nuestros. A veces se me escapa y la llamo Trinity. A ella no le gusta mucho, pero me lo perdona porque le presto buenas películas en blanco y negro. Y sí, es tan guapa como parece con esta luz tan mala. De madre japonesa y padre norteamericano.

Ella le sacó la lengua con un gesto realmente simpático que le hizo mucha gracia a Matthew.

—Admira mucho tu trabajo, especialmente con la inteligencia artificial. Los dos te seguimos desde hace años, por cierto.

Kira miró con nerviosismo a Adrian como si temiera lo que podía decir a continuación. Pero se tranquilizó al encontrarse con su mirada.

«¿Será la misma Kira que cifró varias bases de datos de empresas muy, muy poderosas en una protesta hacktivista contra el espionaje masivo a los ciudadanos? ¿Y que mantiene KryptoNet, uno de los mejores sitios de información y programas sobre criptografía y esteganografía?», pensó Savage. Pero no se atrevió a preguntar por no parecer demasiado curioso.

—Te hemos invitado para transmitirte la invitación del grupo para que te integres en él, para que seas uno de los nuestros. Ya sabes lo selectivos que somos. Te conocemos y seguimos desde hace tiempo. Pero a pesar de todo, si aceptas, te concederíamos un año de prueba. Si al final no te convence, puedes irte. Nadie lo ha hecho aún, pero podrías hacerlo.

Deshicieron el camino a través de auténtico laberinto de pasillos y callejones interiores. Al llegar al local interior, Adrian y Matt se despidieron. Kira se fue con él para coger un taxi.


El regreso

No tenía la menor idea de dónde estaba ni cómo llegar a su refugio. A veces, en una ciudad tan inmensa, necesitaba un pequeño espacio y recrear el ambiente habitual de su hogar: música, películas, lecturas, fotos, etc. Así se sentía seguro y dominaba la nostalgia.

Kira y él se montaron en el coche. Ella dio instrucciones en japonés y el taxista arrancó.

El tráfico era una locura.

Kira lo miraba sin decir nada. Al pasar frente a un enorme rascacielos, le dijo algo al taxista y éste paró. Ella se volvió hacia Matt y lo miró con una expresión que parecía de tristeza. Le dijo buenas noches y se bajó. Matt la siguió con la mirada un segundo, antes de que desapareciera entre la multitud.

El joven hacker abrió la puerta de su apartamento con alivio. Pero no podía quitarse de la mente la última mirada de Kira y su voz. Su ligero y delicado perfume fue lo primero de conoció de ella. Tampoco podía ni quería olvidar las palabras finales de Adrian C antes de despedirse:

"Queremos que formes parte del grupo. Que seas uno de los nuestros".

Puso música, se echó en la cama y cerró los ojos. La banda sonora de "Blade Runner" fue trayendo a su mente una mezcla de escenas de la película y de lo que había vivido unas horas antes.

Se quedó dormido viendo los ojos de Kira.



FIN DEL SEGUNDO RELATO
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